A inicios de julio se llevó a cabo en París el Haute Couture Otoño-Invierno 2012-13, la semana de la moda dedicada especialmente a la alta costura. En este evento participan solamente las casas de diseño que son miembros de la Chambre de commerce et d’industrie de París, aquellos que siguen los requerimientos necesarios para producir lo que se conoce como alta costura, prendas creadas a la medida de cada cliente, fabricadas con telas de alta calidad y cosidas a mano con muchísimas atención al detalle y al acabado. Es por esto que los precios de cualquier prenda haute couture son tan elevados, a veces llegando a sobrepasar los 50 mil dólares.
Este año, el Paris Haute Couture fue un gran éxito que llenó al público de sorpresas, como por ejemplo, el exitoso primer desfile de Raf Simons como director creativo de la legendaria casa Christian Dior. Simons logró superar las expectativas de todos los presentes, al presentar una colección que mezcla cortes minimalistas y siluetas que parecen invocar a María Antonieta, con detalles y bordados que simulan una tupida alfombra de flores. Las flores fueron un motivo recurrente durante el desfile, ya que también adornaron el salón de pared a pared, sumergiendo a los invitados en un mundo de color.
Otro diseñador que sorprendió fue Riccardo Tisci, director creativo de Givenchy, quien presentó una colección inspirada en la misteriosa cultura gitana. A diferencia de otros diseñadores que presentaron hasta más de 50 looks, Tisci decidió crear una colección más reducida, presentando sólo 10 looks. Esto le permitió enfocarse ampliamente en el diseño y detalle de cada pieza. El resultado fue una yuxtaposición de texturas como cuero, flecos, terciopelo, lana, piel de visón y cuentas cosidas a mano—y muchas siluetas largas y holgadas que automáticamente nos transportan a la década de los 70’s.
Los diseñadores Maria Grazia Chiuri y Pier Paolo Piccioli de la casa Valentino agarraron al público desapercibido al presentar una colección trabajada primordialmente en azules y tonos fríos en general, en vez del rojo intenso que es el color insignia de la marca. El desfile abrió con un vestido azul completamente etéreo, que parecía deslizarse por la pasarela. Esto le dio un tono romántico que perduró hasta el final, con la presencia de gasas y telas con mucho movimiento, intricados bordados que aludían a diseños medievales y cortes simples y femeninos que realzan la figura de manera sutil.
Jean Paul Gaultier Chanel Martin Margiela
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